En los colores, todos los que habréis trabajado con ellos lo sabréis: no es todo blanco o negro. Hay aspectos técnicos que entender y manejar, para obtener resultados buenos y profesionales, como los códigos, las emociones que transmiten, el entorno en el que se trabaja, el sector del cliente, las tendencias...
La elección de un color tanto para un producto, un espacio, labels, packaging, elementos gráficos o cualquier otra cosa, supone tener que valorar distintos factores. En nuestro caso, en el diseño de producto, el sector del cliente puede marcarte de entrada ciertas bases.
Trabajar con códigos
Los códigos de colores son formas de representarlos, desde los famosos Pantone a los Ral, HEX, RGB, NCS, CMYK, HTML, etc.
Los HEX son los más famosos, están compuestos por tres bytes de números hexadecimal, es decir, compuesto de seis dígitos. Cada par de estos dígitos o cada byte, representa una intensidad de rojo, verde y azul respectivamente.
# XX XX XX
Así, por ejemplo, el color blanco, es el resultado de la mezcla de estos tres colores primarios en su máxima intensidad, y su código es #FFFFFF. Por el contrario, el negro es la ausencia de de color, lo la mezcla de los tres primarios en su intensidad más baja, y su código hex es #000000.
Colores hay infinitos, pero por desgracia no tenemos acceso a todos ellos, dependiendo del sector tendremos una gama y un código al que tendremos que adaptarnos y nos limitará la libertad de elección. Estas limitaciones producirán variaciones desde el color elegido en un código hasta el final.
Trabajar con las emociones
Las emociones también van ligadas a los colores. Nos transmiten valores como profesionalidad, elegancia, modernidad, exclusividad, durabilidad, adaptabilidad y un largo etc. Es importante saber qué queremos transmitir, entender cómo lo realiza la competencia y qué necesidades tiene el cliente. El análisis competitivo nos servirá para saber cómo conseguir destacar y en qué medida.
Elegir adecuadamente un color, su matiz y tonalidad, nos va ayudar a no equivocarnos en los que transmitimos. Si bien un rojo puede ser un color pasional y enérgico, en qué medida lo empleemos, cómo o incluso cuánto, puede llevar a causar rechazo. Lo mismo pasa con el azul, negro, verde... etc. Es importante hacer pruebas a tamaño real, impresiones o plasmar imágenes fotorrealistas.
Blanco. Transmite pureza, elegancia, limpieza. Es óptimo para sectores de la sanidad.
Negro. Transmite elegancia, autoridad, sofisticación.
Rojo. Energía, excitación, pasión.
Verde. Es el color por excelencia del ecologismo. Transmite riqueza, prosperidad.
Naranja. Es un color ideal para la comunicación, optimismo e inspiración.
Azul. Transmite confianza, madurez, seguridad.
Amarillo. Es un color positivo, transmite estimulación y cercanía.
Morado. Elegante, delicado y lujoso.
Trabajar con el entorno
También es importante saber cuál va a ser el entorno de nuestro diseño: interior o exterior, luminoso u oscuro, con luces frías o cálidas… todo ello va a incidir directamente sobre el color seleccionado y sufrir transformaciones no deseadas. Las luces son capaces de producir numerosas tonalidades. Tu temperatura de cromaticidad se mide en Kelvin y varía entre 1800 y 16000 K. Cuanto más alto es el valor, más blanca o fría será la luz, y viceversa.
Blanco cálido. Entre 2700 y 3500 K. Estas bombillas, llamadas clásicas, so las que aportarán tonalidades mas amarillas o incluso anaranjadas al color base elegido.
Blanco neutro. Entre 4500 y 6500 K. Tiende hacia la luz blanca, y cuanto más aumenta, puede aportar un poco de azul. Son unas tonalidades que aportan concentración y no cansan la vista.
Blanco frío. Entre 6500 y 9000 K. Aporta mucho azul a los colores base, y tiende a ser poco agradable para los ojos.
Trabajar con tendencias
Por último, es importante entender las tendencias y su caducidad. Destacar hoy dando la sensación de modernidad puede cambiar en poco tiempo, transformándose en todo lo contrario y dando una sensación de antiguo o desfasado.
Este 2022, son tendencia los colores relacionados con la calma y naturaleza, destacando colores poco saturados, incluso apastelados. En diseño gráfico, estos colores estarán presentes en packaging, labels, carteles, folletos... Además, los diseños monocromáticos se han vuelto una tendencia innegable, que presenta numerosos beneficios, como crear un diseño armonioso y consistente o asociar una marca a un color específico. Otra tendencia es usar colores planos que generarán comodidad a la vista. Permiten crear diseños frescos, sutiles y neutrales.
Pero como decimos, es importante en diseño de producto, no volcarse por seguir las tendencias, y tener muy presente el sector para el que se está trabajando, para así conseguir un diseño atemporal y que no caduque con las modas.
Con todo esto, no es extraño elegir un color para una gráfica o interiorismo en un código Pantone determinado, transformarlo a otro código, RAL por ejemplo, y tener una sensación agridulce. Más allá aún, al instalarlo en nuestro espacio y estudiar la incidencia de la luz, puede variar el resultado final a un color con grandes diferencias al seleccionado en un primer momento. La sorpresa puede variar entre: "queda mejor, es diferente, pero me gusta", o producir una sensación completamente negativa. La experiencia nos permite adelantarnos a esta última situación y trabajar cómodamente con los colores en nuestro sector.
Y tú, ¿te sientes cómodo trabajando los colores?
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