A lo largo de la historia, los seres vivos han conseguido desarrollar infinidad de astucias para lograr sobrevivir. Años de evolución y perfeccionamiento de la naturaleza sirven de estudio hoy en día y de aplicación en campos como la nanotecnología, robótica, industria médica y de transporte, y también en el diseño y arquitectura.
Del diseño de la naturaleza al diseño de producto
Como diseñadores industriales, en Trem nos dedicamos a dar solución a los diversos requisitos que demanda un producto. Esos requisitos vienen dados por el cliente, pero tras una fase de análisis, subyacen otros derivados de un estudio más exhaustivo.
Estos requisitos son de diferente índole; tenemos requisitos funcionales, ergonómicos, económicos, estéticos y de producción entre otros. Dar solución a todos ellos de la manera óptima no es tarea fácil y es eso lo que hace de ésta, una profesión apasionante.
Sin embargo, sirve de gran inspiración detenerse a mirar las soluciones que aporta la naturaleza, que ha conseguido especializarse adaptándose a los diferentes medios con gran éxito. Un avión A 350-900 puede hacer un vuelo de 15.000 km sin escalas. Lo comparamos con un ave Aguja Colipinta, que puede volar 12.000 km sin descanso. Esta es una de las infinitas comparaciones que existen entre diseño industrial o tecnología con diseño de la naturaleza.
Evolucionar garantiza los cambios
No deja de asombrarnos cada vez que nos asomamos a la naturaleza y comprobamos las soluciones que adoptan para poder sobrevivir, desde simples virus o bacterias, hasta seres complejos como aves, peces o mamíferos, pasando por el mundo vegetal. Estas soluciones que adoptan resuelven un problema específico de manera magistral, pero trabajan globalmente y en total armonía con el resto de los componentes de los que están constituidos. Son soluciones que derrochan el mínimo de energía, aprovechan lo que tienen a su alrededor, colaboran con otras entidades cuando es necesario, se adaptan al entorno, se comunican e interaccionan y si fuera poco se regeneran y finalmente se reproducen.
La naturaleza es capaz de evolucionar para garantizar la supervivencia a los cambios: diseña soluciones que pueden perdurar en el tiempo más que cualquier diseño del ser humano. La forma de vida más antigua que permanece sin cambios tiene 2.000 millones de años, mientras que los diseños más antiguos del hombre que aun están en uso, data de hace miles años, como por ejemplo los recipientes cerámicos.
Diseño digital: la base del conocimiento
En 2022, en plena era digital y de comunicaciones, con la inteligencia artificial sumergida en todos nuestros dispositivos, retomando la conquista del espacio, estudiando nuevos tipos de energía y con instrumentos cada vez más preciosos, estamos aún muy lejos de crear algo similar a cualquier tipo de ser vivo. En el ADN va toda la información necesaria para la creación de un ser vivo, en él va codificado como va a ser y como se va a comportar con el entorno que habita. El ADN de la especie humana podríamos compararlo en tamaño por la información que alberga la Biblioteca Pública Digital, que posee una base de datos de 60.000 libros.
Diseño garantizado en condiciones extremas
Y allí donde las condiciones lo ponen más difícil, la naturaleza sirve también al hombre para inspirarse y buscar soluciones que permitan conseguir diseños de éxito. El submarino k-278 Komsomolets logró llegar a una profundidad de 1027 metros. El pez Caracol de las Marianas lo supera en casi ocho veces. Esto nos puede servir como ejemplo para que los diseñadores industriales intentemos superar lo imposible, y llegar cada vez más lejos con nuestras soluciones.
El mejor diseño ya sea de un coche, un ordenador o un avión, está muy lejos de lograr la perfección que consigue la naturaleza, a la que no le solemos dar la importancia que se merece. Seguimos diseñando para conseguir mejores resultados.
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